Celeste Mendoza, conocida como "La Reina del Guaguancó", dejó una huella imborrable en la música cubana con su inigualable interpretación de ritmos como el guaguancó, son, guaracha, mambo y bolero, entre otros géneros. Originaria de Santiago de Cuba, Mendoza creció en un entorno donde la música formaba parte de la vida cotidiana, con las congas de los carnavales marcando el pulso de la ciudad. En palabras de la propia artista: "Mira Condall, tú me pones cuatro negros con tambores y yo saco candela de lo mojao con la rumba", una declaración que resume la pasión con la que interpretaba la música afrocubana. Su poderosa voz y presencia escénica hicieron de ella una de las figuras más emblemáticas de la rumba en Cuba, llevando el género a un reconocimiento internacional. Una artista versátil y un ícono del son cubano Celeste Mendoza no se limitó al guaguancó. Su versatilidad le permitió incursionar en distintos estilos musicales, desde el filin de José Antonio Méndez hasta la interpretación de rancheras de José Alfredo Jiménez. Su talento y energía fueron fundamentales en el renacimiento y expansión del son y la trova tradicional, géneros que gracias a su arte alcanzaron nuevas audiencias. A lo largo de su carrera, Mendoza se consolidó como una de las voces más auténticas de la música cubana, colaborando con grandes exponentes y llevando su arte a escenarios internacionales. Sin embargo, su legado no solo reside en sus grabaciones, sino en la manera en que supo transmitir la esencia de la música afrocubana con una fuerza incomparable. Un final solitario, pero con el ritmo eterno de los tambores Celeste Mendoza falleció el 17 de noviembre de 1998, en medio de la soledad, acompañada únicamente por sus recuerdos, sus dioses y los tambores que marcaron su vida. A pesar de su impacto en la música cubana, su partida estuvo alejada de los grandes homenajes que su trayectoria merecía. No obstante, su legado sigue vivo en la historia de la música cubana y en la memoria de quienes reconocen en su voz la fuerza de un mestizaje cultural que define la identidad de Cuba. Celeste Mendoza continúa su peregrinar eterno con la rumba y el guaguancó resonando en cada interpretación que aún hoy emociona a quienes descubren su arte.